No cabe duda que
cada afición es un mundo, cada una siente el fútbol de manera distinta; se dice
que el público es soberano y dicta sentencia cada partido, y que si algo de lo
que ocurre en el campo de juego no gusta, el precio de la entrada le otorga el
derecho al público a manifestarse desde las gradas como mejor crea. Pero, ¿qué
ocurre cuando el factor campo deja de ser una ventaja deportiva y se vuelve en
contra del equipo?, ¿qué pasa cuando “jugar en casa” implica una presión añadida
contra los jugadores locales en lugar del rival que juega como visitante? Y
sobre todo, ¿qué tan provechoso puede resultar esta presión contra el grupo
cuando las cosas no van bien?, ¿se consiguen más títulos recriminando,
señalando y presionando a los jugadores o al cuerpo técnico?
El caso de Nervión
Los últimos años la
afición del Sevilla Fútbol Club ha sufrido un notable cambio en la forma de
apoyar a su equipo; se ha vuelto más exigente, impaciente y en muchas ocasiones
intolerante sobre el rendimiento de sus jugadores y entrenador que en otro
tiempo contaban con un apoyo incondicional. La transformación de la grada
parece haberse originado a raíz de los increíbles resultados deportivos
conseguidos en la temporada 2005/06; cuando con entrenador nuevo y un equipo plagado
de jugadores de poco nombre, el equipo alcanzó su primer título europeo, la
Copa de la UEFA.
La temporada 2006/07
fue todavía mejor para el club que la anterior, y para muchos ha sido sin lugar
a dudas la mejor en los más de cien años de historia con los que cuenta el
club; ese año consiguió la Súper Copa de Europa, conquistó su segunda Copa de
la UEFA, ganó también la Copa del Rey y terminó tercero en la Liga, con derecho
a participar en la Champions League del año siguiente. Fruto de estos éxitos,
el Sevilla recibió el Trofeo de Mejor Equipo del Mundo 2006, título que
repetiría el año siguiente.
Hoy en día el
público del Ramón Sánchez Pizjuán no esta dispuesto a perdonar una a sus
jugadores y mucho menos a su entrenador en turno; desde que Juande Ramos -el
entrenador artífice de los éxitos del club- dejase el banquillo del club, cinco
distintos entrenadores han sido destituidos del cargo a petición expresa de los
aficionados. Hoy los pañuelos y abucheos son una constante en las gradas del
estadio de Nervión. Parece que la afición sevillista se ha acostumbrado a ganar
copas y no está dispuesta a menos. Hay que añadir que un grande se va del
Sevilla este año y no será fácil encontrar suplente; ¡suerte a Frédéric Kanouté
donde quiera que vaya!, es una pena no poder clonar a este jugador.
La grada de Mestalla
El caso de la
afición del Valencia Fútbol Club es cuanto menos particular. Debido a la
delicada situación económica, el club se ha visto obligado
en los últimos años a vender estrellas como David Villa, David Silva y Juan
Mata para reducir su deuda de 382 millones de euros, jugadores titulares cada
partido en el Valencia que hoy brillan en otros equipos ricos y poderosos de
Europa como el Chelsea o Manchester City. El club ha tenido que vender para
poder seguir adelante, aún así el futuro del Valencia en incierto, y ahora más
con la que está cayendo en Bankia.
En una liga española “bipolar”, donde el
poderío económico y mediático del Barcelona F.C. y del Real Madrid, ha relegado
al resto de equipos a jugar “la otra liga”, la de consolación; los resultados
deportivos que el Valencia ha conseguido en los últimos años son admirables; desde
la temporada 2009/10 ha terminado siempre tercero en la liga y esta última
temporada además, ha alcanzado las semifinales de la Copa del Rey y también las
semifinales de la Copa de la UEFA; nada mal para un equipo que año con año
tiene que reestructurar su plantilla y volver a construir el equipo. Ya
empiezan a sonar nuevas bajas para la siguiente temporada y toca empezar de
nuevo.
Con todo, la grada de Mestalla parece no estar
conforme con el rendimiento de su equipo, pero sobretodo carga contra Unai
Emery el entrenador; los pañuelos, silbidos y abucheos han sido una constante en
el “camp del València”; el público señala al técnico vasco como el primer
responsable de las derrotas que ha sufrido el equipo a lo largo de la
temporada. Al parecer, los aficionados añoran aquella temporada 2003/04 del
doblete con Rafa Benítez al frente del equipo. Finalmente el de Hondarribia
se va y Pellegrino ocupará el banquillo del Valencia la siguiente temporada, ¡toda
la suerte en el Spartak de Moscú para Emery!
Motivación Positiva
vs. Motivación Negativa.
En su libro “Psicología
Social del Ejercicio y el Deporte”, Martin Hagger y Nikos Chatzisarantis
publican datos muy interesantes sobre la influencia que una grada hostil y
enfadada puede ejercer contra el rendimiento de los deportistas; afirman que
cuando la afición decide apoyar a su equipo, este anota en promedio más goles
que cuando no es así. Explican también el efecto negativo que puede tener para
los jugadores locales cuando las condiciones de jugar en casa no son las
adecuadas, donde la capacidad del futbolista se ve disminuida debido a la sobreexcitación,
distracción, atrofia motriz y miedo al fracaso.
Juan Luis Urcola
Tellería ofrece en su libro “Dirigir personas: fondo y formas” las claves de la
Motivación Externa, aquella que viene del exterior, en este caso de la grada.
Urcola afirma que la amonestación pública es un tipo de castigo o penalización
dentro de la denominada motivación negativa, y que para que esta surta efecto
se deben cumplir cuatro requisitos: ser excepcional, poco habitual; ser oportuna,
aplicarla cuando toca; ser personal, solo dirigida a aquellos cuyo
comportamiento se busca corregir; y ser proporcional al fallo cometido. Pero
sobre todo, Urcola Tellería es muy claro, “el castigo y la sanción sirven para
corregir un comportamiento inapropiado, pero nunca serán capaces, por sí solos,
de activar o desarrollar los comportamientos deseables”.
La Catedral del
fútbol
Lo que ocurre en San
Mamés cada vez que el Athletic de Bilbao juega es de otro mundo; se dice que es
la afición más fiel del fútbol español, no solo por ocupar los primeros sitios
en los porcentajes de asistencia a los partidos durante la temporada, sino sobre
todo por la forma que tiene de animar a su equipo y cuerpo técnico. Solo en
ocasiones muy puntuales la afición athleticzale ha ondeado los pañuelos blancos
en la grada, como en aquellos tristes años de la polémica gestión del
ex-presidente Fernando Lamikiz Garai. Entrenadores, jugadores y aficionados de
toda España y muchas partes del mundo, reconocen lo especial de esta hichada.
Una afición
incondicional a apoyar
Está claro que la cultura territorial es determinante
en la personalidad de las gradas; no podemos esperar que un vasco anime a su
equipo de fútbol de la misma manera que lo hace un madrileño; incluso
comparando entre aficiones de dos equipos de fútbol de la misma ciudad, nos
damos cuenta que un bético por ejemplo, no tiene nada que ver con un
sevillista; cada afición ha desarrollado una carácter único a lo largo de su
historia y esta se manifiesta en cada partido. Es imposible cambiar el ADN de
la afición, pero sería bueno reflexionar sobre la mejor forma de ayudar al
equipo a alcanzar los objetivos de cada temporada, porque la grada también
juega.
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